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martes, 27 de mayo de 2008

Roma acogerá un congreso mundial sobre donación de órganos


Afrontará el tema del tráfico



ROMA, lunes, 26 mayo 2008 (ZENIT.org).- ¿Qué dice el Magisterio de la Iglesia acerca de la donación de órganos? ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en este asunto? ¿Cómo combatir el tráfico humano de órganos? Son las preguntas subyacentes al congreso internacional sobre donación y trasplantes de órganos que tendrá lugar en Roma el próximo otoño.

El congreso tiene por argumento "Un don para la vida. Consideraciones sobre la donación de órganos" y se celebrará del 6 al 8 de noviembre en el Auditorio de la Conciliación en Roma.

Se espera una audiencia con el Papa al finalizar el encuentro, que está promovido por la Pontificia Academia para la Vida, la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas y el Centro Nacional Italiano de Trasplantes.

"El Magisterio, con la sana antropología que desprende, estimula las donaciones", cuenta a Zenit Josep Maria Simón Castellví, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (www.fiamc.org).

Donar los órganos es "una forma extraordinaria de solidaridad humana y de caridad cristiana", afirma este médico, que añade: "Favorecer el aprovechamiento de nuestros órganos por parte de personas enfermas une de manera muy explícita a los seres humanos".

"El congreso, que por cierto ya tiene un éxito sorprendente en el boca boca, está planteado en positivo", comenta el doctor español.

"La donación es un don para la vida. Sin embargo, es también nuestra obligación hablar de los abusos del mundo de los trasplantes y del tráfico de órganos", puntualiza.

Para este doctor catalán, "quedará claro que incluso desde el punto de vista más estrictamente biológico, las donaciones y los trasplantes realizados bajo la ley y con una buena práctica clínica siempre resultan más favorables para todos. Es muy bueno que las donaciones sean ‘res extra comercium'. Como decían los antiguos romanos, tiene que haber ámbitos ajenos al comercio por su alta dignidad".

"Donar los órganos es prolongar nuestro servicio aquí en la tierra", agrega. "En este sentido, España es una singularidad positiva", ilustra el presidente de la FIAMC. "Por diversas razones, que incluyen desde una buena administración pública desde hace muchos años hasta una gran generosidad de los pueblos de España, este país es líder en donaciones y puede decir mucho en el fomento de la cultura de la donación".

Mas información en http://www.agiftforlife2008.org

domingo, 25 de mayo de 2008

María ayuda a perdonar "siempre y sin condiciones"


Lo sostiene la teóloga de Navarra Jutta Burggraf




PAMPLONA viernes, 23 mayo 2008.- María es modelo de perdón porque "nos enseña a perdonar de todo corazón, incondicionalmente, como una madre, no como una educadora", explica la teóloga Jutta Burggraf.

Laica y alemana de origen, profesora de teología en la Universidad de Navarra, Burggraf en esta entrevista concedida a Zenit, al acercarse a su conclusión el mes de la Virgen María, presenta las lecciones de candente actualidad que deja la Madre de Dios.

--¿Cuál es la actitud de Santa María que le parece más importante imitar en nuestros días?

--Burggraf: Perdonar siempre y sin condiciones. Hay muchas personas heridas en nuestras sociedades, personas que no pueden vivir en paz con sus recuerdos. Así, se crea una especie de malestar y de insatisfacción generales. Perdonar no es fácil, pero es posible con la ayuda de Dios. Es un acto de fortaleza espiritual, un acto liberador, tanto para el otro como para mí. Significa optar por la vida y actuar con creatividad.

Nuestra Madre nos ha dado un ejemplo espléndido bajo la Cruz. Cuando oyó las palabras de Cristo: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen," comprendió lo que Dios esperaba también de ella, e hizo lo mismo que su Hijo: perdonó.

A este respecto, recuerdo lo que cuenta una amiga sobre su infancia. Solía tener ataques de rabia: cuando algo iba contra su voluntad, se ponía, con cara roja, a gritar y a golpear con manos y pies. Después de algún tiempo, se daba cuenta del comportamiento poco correcto. Corría llorando a su madre y le pedía perdón. La madre la sentaba en su regaza y, abrazándola, la consolaba con las palabras: "Ya está bien. Tú no eres así. En realidad, eres mucho mejor". De este modo, desde pequeña, ella experimentaba la "fiesta del perdón" y volvía feliz a jugar con sus amigos. Después de cada perdón, la vida empezaba de nuevo para ella... Pero la madre murió, y una educadora cristiana la sustituyó. Pasado algún tiempo, se repitió la escena conocida. La niña se puso furiosa, gritó y golpeó. Después de su ataque de rabia, corrió, como de costumbre, hacia la educadora y pidió perdón. Pero esta vez todo fue distinto: la educadora no le abrazó, ni le besó, ni le consoló. Aceptó el perdón con una cara seria y con varias amonestaciones. "Entonces comprendí que ya no tenía madre", comenta mi amiga.

La Virgen nos enseña a perdonar de todo corazón, incondicionalmente, como una madre, no como una educadora.

--En el mundo académico se invoca a María como sede de la sabiduría.

--Burggraf: Según la gran Tradición de la Iglesia, la redención comienza en la cabeza. Empieza conociendo la verdad, que nunca es sólo teoría. San Agustín habla de una reciprocidad entre "ciencia" y "tristeza": el simple saber -dice- produce tristeza. Y, en efecto -sigue diciendo el Papa Benedicto XVI-, "quien sólo ve y percibe todo lo que sucede en el mundo, acaba por entristecerse. Pero la verdad significa algo más que el saber: el conocimiento de la verdad tiene como finalidad el conocimiento del bien... La verdad nos hace buenos, y la bondad es verdadera".

La sabiduría expresa una visión integral del hombre y del mundo. Hace referencia no sólo a la ciencia, sino también a madurez y belleza interiores. T. S. Eliot habla de "la sabiduría de la humildad". Todas estas dimensiones están realizadas con abundancia en María.

La belleza más profunda es, ciertamente, la belleza de la santidad. Una buena mujer que cuidaba a su madre día y noche en un hospital, dijo hace algún tiempo: "Cuando me encontré temprano por la mañana en la cafetería del hospital y miré a mi alrededor, vi a gente pálida, con ojeras que, evidentemente, habían estado pendientes de sus seres queridos durante la noche. Y pensé: ‘Esta es la verdadera belleza: la belleza de la entrega'".

--¿Piensa que falta conciencia de la presencia de María en el mundo universitario e intelectual?

--Burggraf: María nos recuerda una verdad básica: "El amor siempre hace una carrera hacia abajo".

En una parábola famosa del Evangelio, un fariseo da gracias a Dios por ser mejor que los demás hombres, y Jesucristo desaprueba claramente esta actitud. Pero si, en el caso contrario, el fariseo hubiera pensado que era peor que los demás, tampoco hubiera sido humilde.

Una persona humilde no se compara con nadie. No mira ni a sí misma ni a los otros hombres, como el publicano en aquella parábola. Sólo busca a Dios, y se siente responsable ante Él, porque sabe que Dios le mira con cariño y confianza.

Un cristiano que trata de tener una presencia viva de María, no intenta compararse con los demás -ni comparar a los otros entre sí-. No es nunca un "rival", un "competidor". Contribuye a que el ambiente a su alrededor sea natural y amable, y se alegra del bien y de los logros de los demás.

Una persona unida a Dios y a María, obtiene una libertad mayor que la que tienen los pájaros del cielo. Está por encima de tantas pequeñeces que pueden frenar nuestros pasos.

No quiere dejarse cautivar ni por la comodidad de los bienes materiales, ni por el brillo de la fama o de una máscara, ni por los resultados de su propio trabajo.

Quiere ser generosa y compartir sus bienes con los demás: por supuesto el pan, pero también el vino, también el tiempo y las ideas, también los proyectos profesionales y todas las oportunidades que le brinda la vida.

Quizá pueda parecer, a veces, un poco ingenua y hacerse objeto de burlas o sonrisas compasivas. Puede incluso tener ciertas desventajas profesionales en un ambiente en el que cuentan sólo la imagen y el progreso, el subir en la escala social. Pero sabe que el éxito no es una categoría de Dios.

María nos enseña que todo lo aparentemente grande, poderoso y triunfal no es más que una mota de polvo, si no es purificado por el amor. Mirar hacia ella, la Madre, es importante en nuestra época de activismo.

Cristo, ciertamente, pide a sus discípulos que den frutos. Pero esta exhortación debe comprenderse en el contexto evangélico, y no según las claves de interpretación que se utilizan en las sociedades de rendimiento. La fecundidad es algo muy distinto que la productividad. Una persona puede producir mucho, obtener resultados y méritos incontables por su trabajo, y no ser verdaderamente fértil. Otra, en cambio, puede no rendir nada ante los ojos del mundo, y tener una gran fecundidad.

Cristo pide frutos que permanezcan. Podemos estar completamente seguros de que, lo que permanece para siempre, no será nuestro dinero, ni el aplauso, ni el éxito. Lo único que contará al final de nuestra vida, será el amor que hemos ofrecido y recibido. No tendremos nada más

Libro de visitas de www.miguelangelflorescaballero.blogspot.com

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